Esquema expositivo, breve síntesis.
Un mínimo de filología Del latín angüstus hacia 1140, angosto,y, de allí, angustia, hacia
1430. También asociado a angëre,
estrechez, ahogar, de allí el derivado angina.
De acuerdo con S. Freud, en: Más allá del principio
del placer, el temor (furcht)
requiere un objeto, el pavor (schreck) al enfrentarse un peligro, ante
el cual no se está preparado,
la angustia
(angst), expectación ante el peligro desconocido.
S.Kierkegaard,
la desesperación proviene del yo, que
es espíritu, el animal no se angustia
porque carece de espíritu.
Martín
Heidegger: La angustia es un temple
de ánimo que nos revela la nada, a la par que se descubre la existencia
como sostenida sobre ella. Sin su presencia la existencia se perdería en lo
cotidiano, se anquilosaría en lo satisfecho.
Contraposición
filosófica: La eudaimonía aristotélica y la idea almafuertiana: Yo amo la
libertad/ como los dioses/y el feliz, como el asno/ su pesebre.
Otto Bollnow sobrepone a la angustia el temple anímico de la esperanza, en tanto que Ernst Bloch denomina principio esperanza, en el decurso de la historia la consideración
de la utopía como una función
esencial del ser humano. Sin embargo, para esta misma época, cuarta y quinta
década del siglo XX, aparecen la anti
– utopías, al estilo de 1984, de
Orwell, o Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Zygmunt Bauman, la utopía, en cambio, a partir de
principios del siglo XXI, que antes se buscaba en el futuro, se traslada al
pasado, la retrotropía, el futuro es
moldeable, pero el pasado es sólido, macizo y fijo.
Una fuente de la angustia la encontramos en la incertidumbre, que va más que la falta
de precisión en los hechos del futuro porque socava el desenvolvimiento
cotidiano en los hábitos. En este sentido afirmar que los animales no se
angustian es un disparate y revela un antropocentrismo rayano en la ignorancia.
Ellos no responden por lo cual puede construirse cualquier teoría que poseerá
validez, la de Aristóteles, que no ríen, la cartesiana, que son como máquinas,
o la presente de Kierkegaard, que no se angustian. Estas afirmaciones, en sus
tiempos respectivos tenían un valor relativo, hoy, los estudios de psicología
animal las desmienten, tal vez carezcan de esperanza¸
pero bien manifiestan alegría y tristeza más allá del temor y el hambre
instintivas.
Conclusiones. CEBerbeglia, en “Vida, pensamiento,
libertad”, Buenos Aires, Biblos, 1985, muestra la gradación del sufrimiento, variados son los motivos que nos
conducen a padecerlo, una de ellos es la angustia,
no vale utilizar ambos términos como sinónimos porque aleja la precisión terminológica
y empobrece el contenido psíquico. Acaso, la expresión culminante de la angustia sea la de Cristo. “Dios mío,
¿por qué me has abandonado? San Mateo, 27, 46
Carlos Enrique Berbeglia, Buenos Aires,
en la SADE, el
28 de abril de 2017